Cerebro límbico

Cerebro límbico

El cerebro límbico es una parte del cerebro que está implicada en el procesamiento de las emociones, la memoria y la regulación del comportamiento. Se encuentra en el centro del cerebro, debajo de la corteza cerebral, y está compuesto por varias estructuras, incluyendo el hipotálamo, la amígdala, el hipocampo y la corteza cingulada.

El cerebro límbico desempeña un papel crucial en la experiencia y expresión de las emociones. El hipotálamo, por ejemplo, está involucrado en la regulación de respuestas fisiológicas relacionadas con las emociones, como la respuesta al estrés y la regulación del apetito y la sed. La amígdala es esencial para la detección y procesamiento de señales emocionales, especialmente las relacionadas con el miedo y la amenaza. El hipocampo está involucrado en la formación y recuperación de la memoria, incluyendo la memoria emocional.

Además de su papel en las emociones y la memoria, el cerebro límbico también participa en la regulación del comportamiento y la toma de decisiones. La corteza cingulada, por ejemplo, está involucrada en el procesamiento de errores y en la motivación. Estas estructuras trabajan en conjunto con otras áreas del cerebro, como la corteza prefrontal, para regular y controlar el comportamiento.

El estudio del cerebro límbico ha proporcionado valiosa información sobre los mecanismos neurales implicados en las emociones y la memoria. La investigación en este campo ha ayudado a comprender mejor trastornos emocionales y de memoria, como la ansiedad, la depresión y la enfermedad de Alzheimer, y ha contribuido al desarrollo de intervenciones terapéuticas dirigidas a estas condiciones.

En resumen, el cerebro límbico desempeña un papel fundamental en el procesamiento de las emociones, la memoria y la regulación del comportamiento. Su estudio ha mejorado nuestra comprensión de la neurobiología de las emociones y ha tenido implicaciones significativas en el campo de la neurociencia y la psicología.

Cerebro límbico

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El cerebro límbico está constituido por las capas más profundas del cerebro humano. El cerebro límbico controla las emociones y la fisiología del cuerpo.

El cerebro límbico es un cerebro en el interior de otro cerebro. Una imagen realizada en mi laboratorio de ciencias neurocognitivas de la Universidad de Pittsburg, permite ilustrar esta idea. Cuando se les inyecta a voluntarios una substancia que estimula directamente la parte del cerebro profundo responsable del miedo, se ve cómo se activa el cerebro emocional –casi como si fuese una bombilla encendiéndose-, mientras que a su alrededor el neocórtex no muestra actividad alguna.

En el transcurso del estudio del que se extrajo esta ilustración, fui el primero en hacerme inyectar dicha substancia, que activa directamente el cerebro emocional. Recuerdo muy bien la extraña sensación que tuve: me sentí aterrorizado, sin saber por qué. Fue una experiencia de puro miedo, de un miedo que no formaba parte de ningún objeto particular. Son muchos los participantes de este estudio que han descrito la misma y extraña sensación de miedo intenso y “flotante”, que por fortuna no duraba más que unos minutos.

Cerebro límbico
Cerebro límbico

La organización del cerebro emocional es bastante más simple que la del neocórtex. A diferencia de lo que sucede en este último, la mayoría de las áreas del cerebro límbico o están organizadas en capas regulares de neuronas que permiten el tratamiento de la información, sino que las neuronas están más bien amalgamadas. A causa de esta estructura más rudimentaria, el tratamiento de la información por parte del cerebro emocional es mucho más primitivo que el efectuado por el neocórtex. Pero es más rápido y está más adaptado a reacciones esenciales para la supervivencia. Por esta razón, por ejemplo, en la penumbra de un bosque, un pedazo de madera en el suelo puede parecer una serpiente y desencadenar una reacción de temor. Antes de que el resto del cerebro pueda completar el análisis y concluir que se trataba de un objeto inofensivo, el cerebro emocional desencadenará, basándose en informes muy parciales y a menudo incorrectos, la reacción de supervivencia que le parezca más adecuada.

El propio tejido del cerebro emocional e distinto del neocórtex. Cuando un virus como el del herpes o de la rabia ataca al cerebro, sólo queda infectado el cerebro profundo, y no el neocórtex.  Por esta razón, la primera manifestación de la rabia es un comportamiento emocional muy anormal.

 El cerebro límbico es un centro de control que recoge continuamente informaciones provenientes de distintas partes del cuerpo y que responde de manera apropiada controlando el equilibrio fisiológico: la respiración, el ritmo cardíaco, la tensión arterial, el apetito, el sueño, la libido, la secreción de hormonas, e incluso el funcionamiento del sistema inmunitario, están bajo sus órdenes. El papel del cerebro límbico parece ser mantener las diferentes funciones en equilibrio, el estado que el padre de la fisiología moderna, el sabio francés de finales del siglo XIX, Claude Bernard, llamó <<homeostasis>>: el equilibrio dinámico que nos mantiene con vida.

Desde este punto de vista, nuestras emociones no son más que la experiencia consciente de un largo conjunto de reacciones fisiológicas que regulan y ajustan continuamente la actividad de los sistemas biológicos del cuerpo a los imperativos del entorno interno y externo.  El cerebro emocional mantiene, pues, casi una mayor intimidad con el cuerpo que con el cerebro cognitivo. Y por esta razón suele ser más fácil acceder a las emociones a través del cuerpo que mediante la palabra.

El sistema límbico es un sistema formado por varias estructuras cerebrales que regulan las respuestas fisiológicas frente a determinados estímulos. Es decir, en él se encuentran los instintos humanos. Entre estos instintos encontramos la memoria involuntaria, el hambre, la atención, los instintos sexuales, las emociones (por ejemplo placer, miedo, agresividad), la personalidad y la conducta. Está formado por partes del tálamo, hipotálamo, hipocampo, amígdala cerebral, cuerpo calloso, septo y mesencéfalo.

El sistema límbico interacciona muy velozmente (y al parecer sin que necesite mediar estructuras cerebrales superiores) con el sistema endocrino y el sistema nervioso periférico.

Etimología. La palabra límbico tiene raíz etimológica en el latín limbus y significa «borde», «límite».

Cerebro límbico
Cerebro límbico

Historia

El término límbico, para referirse a una zona del cerebro, fue acuñado en 1878 por el médico francés Paul Broca, él habló de «le grand lobulo limbique» (el gran lóbulo límbico) para referirse a la zona ubicada hacia el borde inferior de la glándula pineal (limbus en latín siginifica precisamente borde). La descripción inicial que realizó Broca del «gran lóbulo límbico» era la que está formada por tres estructuras en forma de raqueta; el «corozo» de tal «raqueta» correspondería al nervio y especialmente al bulbo olfatorio ; la parte superior correspondería el gyrus cinguli o giro cingulado (cingulus en latín significa cinturón) y la parte inferior a la circunvolución del hipocampo; para más acotación, el uso de la palabra «límbico» por parte de Broca correspondía entonces a la parte inferior de la corteza cerebral.

Henry Turner en 1890 denominó rhinencephalon (rinoencéfalo, encéfalo nasal) a la mayor parte de las áreas límbicas por la importancia que en éstas parecía cobrar el bulbo olfativo y las respuestas a los estímulos olfativos (evolutivamente más antiguas que las áreas correspondientes a estímulos visuales y auditivos). James Papez descubrió en 1937 el circuito que lleva su nombre. Paul MacLean (1949) —como Christofredo Jakob— habló de «cerebro visceral» y amplió estas ideas para incluir más estructuras de una forma más difusa; en 1952 surge la denominación «cerebro límbico» y sistema límbico (así como paralelamente las de cerebro reptiliano o cerebro reptílico que MacLean hipotetiza como precedente del límbico, e incluso «cerebro paleomamífero»). El concepto de sistema límbico ha sido ampliado por Goldar, Heimer, Nauta, Yakovlev y otros.

Sin embargo, se mantiene una fuerte controversia sobre la definición de lo límbico ya que, si inicialmente cuando se acuñó la palabra, se postuló que el área límbica era solo el centro instintivo y emocional del cerebro, quedando las actividades cognitivas, intelectuales y racionales como una actividad típica del neocórtex, pronto se descubrió que tal diferenciación tan taxativa era más difusa: por ejemplo, una lesión en el hipocampo conlleva a graves deficiencias cognitivas.

Las áreas de borde cortical que corresponden al sistema límbico, generalmente tienen menos capas neuronales que las típicas seis capas de la mayor parte del neocórtex y son clasificadas como alocórtex y arqueocórtex al ser filogenéticamente más primitivas.

En diversas escuelas de Psicología, durante el siglo XX se ha considerado que el sistema límbico correspondía a la localización del llamado subconsciente, mientras que las áreas filogenéticamente más modernas del córtex o corteza cerebral eran las correspondientes a la consciencia. Aunque tal pretensión de localización es parcialmente cierta, más cierto es que las actividades del pensar humano casi siempre o quizás siempre, impliquen la actividad del todo sistema nervioso central. Aunque ciertamente, el procesado más elaborado (intelectual-cognitivo-reflexivo) sólo se puede llevar a cabo en las áreas corticales más modernas ubicadas en la zona cortical frontal prefrontal, mientras que las emociones o instintos (casi siempre transformados, principalmente a través de las áreas neocorticales, en pulsiones en el ser humano) tienen un «relé» o área principal de procesamiento en el sistema límbico.

Tres cerebros en uno
Tres cerebros en uno

Evolución, filogenia

El sistema límbico es una de las partes más antiguas del cerebro en términos filogenéticos y evolutivos pues sus primordios ya se encuentran en los peces, el «cerebro límbico» sería precedido evolutivamente por el puente de Varolio y tallo cerebral (un antecedente aún más primitivo en filogenia es el bulbo raquídeo). En tal caso el sistema o «cerebro límbico» es prácticamente la mayor parte del cerebro de los tetrápodos primitivos: anfibios y reptiles.

El Sistema Límbico está formado por una serie de estructuras complejas, que se ubican alrededor del tálamo y debajo de la corteza cerebral. Es el responsable principal de la vida afectiva, y es partícipe en la formación de memoria, en las que participan el hipotálamo, el hipocampo, la amígdala y cuatro áreas relacionadas.

Las funciones principales del sistema límbico son la motivación por la preservación del organismo y la especie, la integración de la información genética y ambiental a través del aprendizaje, y la tarea de integrar nuestro medio interno con el externo antes de realizar una conducta.

Cerebro límbico o mamífero
Cerebro límbico mamífero

Cerebro límbico o mamífero primitivo

El cerebro límbico o mamífero está formado por la amígdala, el hipocampo, hipotálamo (que mantiene la temperatura y el sentido de sed y hambre), hipófisis, tálamo (mensajes de los sentidos, prepara al organismo para reaccionar si percibe dolor, presión en la piel, etc.), parte superior del proceso reticular y el núcleo caudado. Provee de las necesidades diarias, sentimientos de alegría o tristeza, energía o motivación. Responsable de los lazos sociales, hormonas, sentimientos sexuales, emociones, memoria contextual, expresividad inmediata.

Nuestro contenedor de rabia se refleja en el tono de voz y en la postura alterada La tristeza del pasado se refleja en la depresión y en el rechazo a desear. Nuestra tristeza refleja lo que hemos amado. Por lo tanto, nuestro pasado emocional es clave para el manejo de nuestra frustración en el presente La frustración puede ser activa como la rabia o pasiva como la tristeza. La Violencia está basada en una emoción de rabia no resuelta ¡La mente no para, aún a pesar de la distancia física o del pasar del tiempo!

Este cerebro se empieza a desarrollar incipientemente en las aves y totalmente en los mamíferos. El mesoencéfalo o cerebro mamífero, dotado de un sistema límbico, físicamente ubicado encima del reptil permite al mamífero un desarrollo sentimental que opera, fundamentalmente, desde la estructura conocida como la Amígdala, y es ello lo que les permite establecer relaciones de mayor fidelidad que los reptiles.

El Sistema Límbico está asociado a la capacidad de sentir y desear. Está constituido por seis estructuras: el tálamo (placer-dolor), la amígdala (nutrición, oralidad, protección, hostilidad), el hipotálamo (cuidado de los otros, características de los mamíferos), los bulbos olfatorios, la región septal (sexualidad) y el hipocampo (memoria de largo plazo). En estas zonas están las glándulas endocrinas más importantes para el ser humano: pineal y pituitaria. En este sistema se dan procesos emocionales y estados de calidez, amor, gozo, depresión, odio, etc., y procesos que tienen que ver con nuestras motivaciones básicas.

El Sistema Límbico está asociado a la capacidad de sentir y desear. Está constituido por seis estructuras: el tálamo (placer-dolor), la amígdala (nutrición, oralidad, protección, hostilidad), el hipotálamo (cuidado de los otros, características de los mamíferos), los bulbos olfatorios, la región septal (sexualidad) y el hipocampo (memoria de largo plazo). En estas zonas están las glándulas endocrinas más importantes para el ser humano: pineal y pituitaria. En este sistema se dan procesos emocionales y estados de calidez, amor, gozo, depresión, odio, etc., y procesos que tienen que ver con nuestras motivaciones básicas.

Esta parte es capaz de poner el pasado en el presente (presente + pasado) y por tanto se produce aprendizaje y se activa cuando nos emocionamos. Facilita la calidad de vida que da la calidez en las relaciones humanas. Es razonable pensar que el desarrollo de la memoro. Muestra una capacidad de trascender el imperativo del presente dando respeto al pasado. En éste reside la sede de todas las fuerzas emotivas que darán lugar a todos tus deseos y sentimientos y es en él donde subyacen las inteligencias de capacidad de dejarnos afectar por algo o alguien. Proporciona el afecto que los mamíferos necesitan para sobrevivir, por tanto se introducen los sentimientos: Dar o recibir afecto, recibir atención, consideración, escucha, Compasión, ternura, empatía.

De acuerdo con Maclean, el segundo cerebro está representado por el sistema límbico, cuya función principal es la de controlar la vida emotiva, lo cual incluye los sentimientos, el sexo, la regulación endocrina, el dolor y el placer.  Anatómica-mente está formado pro los bulbos olfatorios, el tálamo (placer-dolor), las amígdalas (nutrición, oralidad, protección, hostilidad), el núcleo hipotalámico (cuidado de los otros, características de los mamíferos), el hipocampo (memoria de largo plazo), el área septal (sexualidad) y la pituitaria (directora del sistema bioquímico del organismo).  Puede ser considerado como el cerebro afectivo, el que energiza la conducta para el logro de las metas.  El desbalance de dicho sistema conduce a estados agresivos, depresiones severas y pérdida de la memoria, entre otras enfermedades.

Sistema límbico
Sistema límbico

La investigación en esta área parece apoyar la noción de que toda la información que penetra al organismo es supervisada y controlada por el sistema límbico, lo cual constituye una función vital para la sobrevivencia (Ver Restqak, 1984).

Sistema Límbico: Constituye el asiento de la emociones, de la inteligencia
afectiva y motivacional. Trabaja en sintonía con el reptil. Toda información sensorial es filtrada por este sistema antes de pasar al neocortex. Promueve la productividad, la satisfacción en el trabajo y en el aprendizaje.

En este segundo cerebro existe la capacidad de sentir, pues de los tres es el que más se deja afectar por los demás y por el entorno, por ello quienes más tienen este segundo cerebro enfermo son todas aquellas personas incapaces de dejarse afectar por el entorno, así como también quienes se afectan demasiado. La realidad que percibimos a través de la nariz, la boca y los genitales se relaciona estrechamente con este segundo cerebro.

 Su función principal es la de controlar la vida emotiva, lo cual incluye los sentimientos, la regulación endocrina, el dolor y el placer. Puede ser considerado como el cerebro afectivo, el que energiza la conducta para el logro de las metas -motivación-. El desbalance de dicho sistema conduce a estados agresivos, depresiones severas y pérdida de la memoria, entre otras enfermedades.  Este segundo cerebro, es el que permite sentir.  Su carácter más específico desde el punto de vista temporal es la capacidad de poner el pasado en el presente (aprender, memoria)

El sistema Límbico: Rodeando la zona del sistema reptil, se encuentra el sistema límbico.  Este sistema ejecuta programas relacionados con emociones, defensas, miedos, afectos, motivaciones.  Cuida de la supervivencia social y trabaja en armonía con el sistema reptil.  El sistema límbico debe ser de especial interés para los docentes, porque el aprendizaje involucra contenido emocional.   Joseph E. Ledoux (1988), a través de múltiples experimentos, descubre que las relaciones emocionales no son necesariamente producto del pensamiento que ocurre en el sistema “Neocorteza”.  Confirman sus investigaciones que la información sensorial es procesada, en primer lugar, por el sistema límbico, y de allí pasa a la neocorteza para su procesamiento a nivel de pensamiento.  Finalmente se traduce en cambios externos o conductuales.

Estos descubrimientos revelan que las relaciones emocionales pueden producirse sin la participación de los procesos cognoscitivos, explicando ello por qué muchas reacciones humanas son a veces calificadas de irracionales o emocionales.  La famosa frase “Cuenta hasta 10” antes de actuar no es más que solicitar tiempo para que el estímulo pase a la neocorteza antes de traducirse en conducta. 

Las investigaciones que indican que toda la información que entra al cerebro es revisada por el sistema límbico (Restack, 1984) tiene inmensas implicaciones para el hecho educativo, porque le imprime mayor significado científico a la “motivación” dentro del contexto de aprender.  Showers y Cabtor (1985), enfatizan que la utilización de estrategias cognoscitivas para elegir y hacer acciones apropiadas comienza con estados o elementos motivacionales.  Sostiene Chadwick (1988) que el alumno puede aprender varias estrategias cognoscitivas, pero si no tiene el estado afectivo para usarlas no lo hará.

Según Miriam Heller: “El Individuo que aprende, debe engancharse afectivamente en la experiencia de aprendizaje.  Debe “querer aprender” y sentir que “puede hacerlo”.  De no ser así pueden producirse bloqueos que impedirían al objeto de aprendizaje pasar al sistema neocorteza para ser acomodado y asimilado a la estructura cognoscitiva y producir transformaciones significativas”.

Las investigaciones sobre el cerebro, particularmente aquéllas que abordan el sistema límbico, indican que los sentimientos y el aprendizaje no pueden estar separados.  De hecho, parece que para producir el tipo de aprendizaje acelerado que el mundo requerirá, los profesores del mañana necesitarán ser sensibles para registrar las barreras emocionales y suministrar un medio ambiente emocional positivo, como para inducir aprendizajes verdaderos, (Nummela y Rosengren) (1988).

Lazanov (1978), médico y educador búlgaro, define “barreras para el aprendizaje” como filtros emocionales que determinan si el estudiante acepta o rechaza la nueva información.  Son estados de alerta automáticos y de defensa que se dan a nivel consciente como en el inconsciente.  Cuando el estudiante encuentra una de estas barreras, el centro de atención se traslada de la clase al mundo interno de fantasías, sentimientos o cualquier otra vía de escape.

Paries y Oka (1986) sostienen que la habilidad y la voluntad de aprender son propiciadas por la motivación, la cual está determinada por el sentimiento de competencia y la trascendencia o valor que el alumno otorga a la actividad de aprendizaje.  Se trata, entonces, de convencer al estudiante, por una parte, de que él puede, y por otra, de propiciar en él la voluntad de aprender.

En general la investigación ha permitido reconocer que los factores motivacionales y afectivos desempeñan un importante papel en el aprendizaje (Chadwick, 1985; Betancourt, 1988; Barnes, 1991).  Al respecto la Psicología Humanista da elementos para considerar estos factores al concebir a la persona como centro y promotor del aprendizaje, cuyas necesidades, motivaciones e intereses la conducen al desarrollo personal (Maslow, 1968; Rogers, 1969).  Sólo cuando el individuo siente la necesidad de conocer se dirige hacia la experiencia de aprendizaje.

Partes del cerebro límbico:

  1. Lóbulo límbico: circunvolución del cuerpo calloso, la circunvolución subcallosa y el giro parahipocampal.
  2. Formaciones hipocámpicas: hipocampo dorsal (corresponde al indusium griseum) e hipocampo ventral (formado por asta de Amón, cuerpo franjeado, giro dentado y el subículo).
  3. Complejo amigdalino: Corteza periamigdalina, núcleo amigdalino y estría terminal.
  4. Área septal.
  5. Formaciones olfatorias: bulbo, pedúnculo olfatorio, estría olfatoria y lóbulo piriforme.
  6. Núcleo dorso mediano y núcleo anterior del tálamo óptico.
  7. Corteza orbitofrontal: (COF) es una región del lóbulo frontal del cerebro relacionada con el procesamiento cognitivo de la toma de decisiones.
  8. Núcleo accumbens:

Hipotálamo

El hipotálamo se ubica justo debajo del tálamo, dentro de los dos tractos ópticos, y justo encima, e íntimamente relacionado con la glándula pituitaria. Es una de las partes más ocupadas del cerebro y está relacionada principalmente con la homeostasis. Regula, y tiene el control último, de las funciones del sistema nervioso simpático y sistema nervioso parasimpático, recibe información desde varias fuentes: Nervio Vago: información sobre la presión sanguínea y la distensión intestinal (esto es, cuan lleno está el estómago);Nervio óptico: información sobre luz y oscuridad; desde la formación reticular en el tronco cerebral, información sobre la temperatura de la piel; desde neuronas pocos usuales que forman los ventrículos, información sobre el fluido cerebroespinal incluyendo las toxinas que inducen al vómito; desde otras partes del sistema límbico y el nervio olfatorio, información que ayuda en la regulación del hambre y la sexualidad, además de sensores propios que entregan información acerca del balance iónico y la temperatura de la sangre. Envía órdenes al organismo de dos formas:

1.            Por el sistema nervioso autónomo, lo que le confiere el control último de sus funciones

2.            Por la glándula pituitaria, con la que está conectado química y biológicamente.

Hipocampo

El hipocampo, consiste en dos «cuernos» que describen una curva que va desde el área del hipotálamo hasta la amígdala, está relacionado con la transformación de lo que se encuentra en tu mente ahora (memoria a corto plazo), en lo que recordarás por un largo período de tiempo (memoria a largo plazo).

También es aquel en donde se encuentra la memoria a corto, largo plazo y el aprendizaje. La información está recogida por el fórnix que la lleva a los cuerpos mamilares. Desde aquí va al núcleo anterior del tálamo que envía la información hasta la corteza cerebral. Está formado por varias estructuras cerebrales que se activan ante estímulos emocionales.

En la clínica, la enfermedad más importante que tiene que ver con el hipocampo desde el punto de vista de la epilepsia del lóbulo temporal o epilepsia límbica.

Amígdala cerebral

La amígdala cerebral es una masa con forma y tamaño de dos almendras que está situada a ambos lados del tálamo, en el extremo inferior del hipocampo. Cuando es estimulada eléctricamente, los animales responden con agresión, y cuando es extirpada, los mismos se vuelven dóciles y no vuelven a responder a estímulos que les habrían causado rabia; también se vuelven indiferentes a estímulos que les habrían causado miedo o respuestas de tipo sexual.

La amígdala sigue en el cerebro esta vía: Amígdala->hipotálamo->sustancia gris periacueductal que hace que se produzcan manifestaciones autonómicas como el cambios en la actitud motora. Ésta es la responsable de que por ejemplo, cuando alguien nos atrae emocionalmente se nos dilaten las pupilas o que, por ejemplo, nos pongamos colorados cuando nos toca hacer una exposición.

Lo que conecta la amígdala con el hipotálamo es la estría terminalis que es la responsable de que el hipotálamo se conecte con el tronco del encéfalo y produzca esas manifestaciones autonómicas.

Zonas relacionadas

Circunvolución del cíngulo : Es la parte de la corteza cerebral que está cerca del sistema límbico, proporciona una vía desde el tálamo hasta el hipocampo, y está asociado con las memorias a olores y dolor.

Área septal: Se halla frente al tálamo, al parecer posee unas neuronas que son centros del orgasmo, una para los hombres, cuatro para las mujeres.

Área tegmental ventral (A.T.V., o V.T.A. en inglés): está en el tronco cerebral, consiste en vías de dopamina (dopaminérgicas), que parecen ser centros del placer (felicidad).

Corteza prefrontal: Es la parte del Lóbulo frontal que se encuentra frente al área motora, además de relacionarse con pensar en el futuro, hacer planes, y realizar acciones, está también vinculada a las mismas vías de dopamina que el área tegmentaria ventral, aunque se encuentra fuera del sistema límbico al ser un área evolutivamente reciente.