P.N.L. Anclajes

P.N.L. Anclajes

En Programación Neurolingüística (PNL), los anclajes son técnicas que se utilizan para asociar una respuesta emocional o un estado mental específico a un estímulo o señal particular. Estos estímulos pueden ser visuales, auditivos o kinestésicos, y se utilizan para acceder rápidamente a un estado deseado en el futuro.

El proceso de anclaje implica la creación de una asociación entre el estímulo y el estado emocional o mental deseado a través de la repetición y la intensidad. Por ejemplo, puede elegir un gesto físico, como presionar dos dedos juntos, para anclar un estado de confianza. Cada vez que experimente ese estado de confianza, realiza el gesto físico. Con el tiempo, el gesto físico se convierte en un ancla y al realizarlo nuevamente en el futuro, puede evocar rápidamente el estado de confianza.

Los anclajes pueden ser utilizados para acceder a estados de recursos, como confianza, calma, motivación o felicidad, cuando sea necesario. También pueden utilizarse para cambiar respuestas emocionales no deseadas, como el miedo o la ansiedad, al asociar un nuevo estímulo con un estado más deseable.

Es importante tener en cuenta que los anclajes funcionan mejor cuando se realizan en un estado emocional o mental óptimo, y cuando se utilizan con claridad y enfoque. La práctica y la repetición son fundamentales para fortalecer los anclajes y asegurarse de que sean efectivos.

Es recomendable aprender y practicar las técnicas de anclaje de la PNL con un profesional capacitado en PNL, ya que pueden ser herramientas poderosas para el cambio personal y el desarrollo de habilidades.

P.N.L. Anclajes

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¿Qué son los anclajes?. El anclaje es una técnica de PNL básica que se aprende en el primer curso de PNL.

En el curso de Practitioner se aprenden a utilizar los anclajes con diferentes utilidades, de forma que pueda hacerse con soltura. Una de ellas es poder hacer autoanclajes de conductas, de estados de recursos que nos ayuden en situaciones que pudiesen ser limitantes…, también se practican variaciones de esta técnica con diferentes propósitos: apilado de anclas, integración o encadenamiento son algunas de ellas.

El anclaje consiste en asociar un estímulo, que puede ser visual, olfativo o cinestésico, a un estado emocional. De esta forma, cuando repetimos el estímulo se evocará el estado emocional al que asociamos dicho estimulo cuando hicimos el anclaje. En psicología este hecho se llama “respuesta condicionada”

El anclaje consiste en asociar un estímulo, que puede ser visual, olfativo o cinestésico, a un estado emocional. De esta forma, cuando repetimos el estímulo se evocará el estado emocional al que asociamos dicho estimulo cuando hicimos el anclaje. En psicología este hecho se llama “respuesta condicionada”

El origen de los anclajes

Iván P. Pavlov, Premio Nobel de Psicología y Medicina en 1904, investigaba sobre los procesos digestivos de los perros y su salivación ante la comida.

A medida que avanzaba en sus estudios se dio cuenta de que el perro salivaba cuando veía la comida, antes incluso de que se la acercasen e incluso cuando oía los pasos de las personas que le iban a poner el alimento.

Pávlov decidió investigar qué era lo que provocaba esa salivación variando los estímulos: metrónomos, luces, campanas…Hizo sonar una campanilla mientras el perro comía. Tras repetirlo en varias ocasiones descubrió que solo haciendo sonar la campanilla, el perro salivaba, aunque no tuviese delante la comida, ni tan solo estuviese presente.

Al hacer sonar la campanilla ante la presencia de la comida Pavlov creó en el perro una relación entre ambas cosas, esta relación se llama “reflejo condicionado” en Psicología.

El proceso en el que asociamos un estímulo a un estado emocional se llama anclaje. En PNL llamamos ancla al estímulo que dispara el estado emocional al que lo hemos asociado.

A lo largo de nuestra vida generamos, muchas veces sin ser conscientes, múltiples anclas, aquella canción que nos recuerda el primer amor, el sabor de la comida que nos hacia nuestra abuela…

Algunas de las anclas más comunes son el café, el olor a pan recién hecho, la fotografía de un lugar en el que estuvimos de vacaciones, o de un ser querido… Estos ejemplos para muchas personas probablemente serán anclas positivas, ya que nos evocan estados emocionales agradables.

Sin embargo, todos tenemos también anclas negativas, que cuando se activan producen recuerdos y emociones desagradables.

Las anclas positivas evocan emociones agradables, nos hacen sonreír, refuerzan nuestra confianza, en resumen, nos empoderan.

Las anclas negativas evocan estados emocionales desagradables, nos limitan, nos producen miedo y emociones que limitan nuestras capacidades.

“Toda persona cuenta con los recursos necesarios…” dice una de las presuposiciones de la PNL. Dentro de nosotros está aquel recuerdo, aquella experiencia que puede aportarnos los recursos que necesitamos para afrontar las situaciones que se nos presentan, el dilema está en cómo acceder a estos recursos en el momento en el que los necesitamos.

Los anclajes nos permiten acceder a nuestros recursos internos en el momento que los precisamos.

¿Cómo hacer un anclaje?

Para realizar un anclaje debemos elegir el estímulo que utilizaremos como ancla, procurando que dicho estímulo sea exclusivo para este fin. Uniéndolo a la vivencia o recuerdo al que deseamos acceder con esa ancla.

El anclaje se realizará recordando vivamente y con todo lujo de detalles la experiencia que hayamos elegido y en el momento en el que las sensaciones sean más intensas.

Para realizar un ancla se pueden utilizar uno o varios de los sistemas representacionales: Visual (colores, formas…), Auditivo (sonidos o palabras) o Cinestésico (olor, sabor, tacto…)

Ancla Visual

Visión de un objeto o color

Ancla Auditiva

Sonido o palabra diferente de las habituales

Ancla Cinestésica

Sensación, contacto, olor, sabor…